jueves, 17 de enero de 2008

EL PERDIGUERO DE BURGOS

El perdiguero de Burgos, nuestro antiguo perdiguero, es, sin lugar a dudas, un excelente perro de muestra, un versátil cobrador, un incansable cazador. Pero, sin embargo, no acaba de alcanzar el sitio que se merece, no siendo una raza muy conocida ni siquiera en su propio país de origen.

Pedro Álvarez Vélez

La cuna es muy importante, pero no más que la iniciación que debemos dar al perro desde joven

Hasta el mejor perdiguero de Burgos tiene que nacer y hacerse. La cuna es muy importante, pero no más que la iniciación que debemos darle desde joven para que pueda formarse física y mentalmente desde temprana edad.

Si queremos un buen perro de caza empezaremos por buscar un perdiguero con buenos orígenes cinegéticos. Éste es el punto que más interés despierta entre los cazadores, ya que nos servirá para conocer su trayectoria familiar y, también, para analizar, en parte, su futuro como cazador, que en definitiva es lo que nos interesa.

Los cazadores somos cada día más exigentes con los perros de muestra y queremos, egoístamente, que sean los propios perros los que pongan cada día más de su parte, cuando de hecho ya es así. A menudo, nos encontramos en las pruebas de trabajo con perros que participan en el PAN, y es entonces cuando se encuentran por primera vez delante de especies de caza en su medio natural, que les provoca lo suficiente como para que aflore su instinto natural de perro cazador, de muestra y cobrador, con un mismo resultado: entran sin saber a dónde van y salen sabiendo para qué los han llevado; esto es, a cazar.

La iniciación

El perdiguero va tan ciego detrás de la pieza que el disparo no le intimida en absoluto y lo asume como normal

Una buena iniciación en la búsqueda en la muestra y en el tiro garantiza un buen final.

De esta forma, sobre los cinco meses de edad ya podemos empezar a campear. Esto, sobre todo, localiza a nuestro perdiguero, ya sea macho o hembra, y un mes más tarde se le puede soltar alguna codorniz y que muerda alguna pieza. No se debe abusar de este tipo de caza ya que, en esta primera etapa, se trata de poner facilidades al cachorro de forma que su instinto de caza se vaya desarrollando en cada salida que hagamos al campo y así picarlo. Y si tenemos la posibilidad de iniciarlo con caza salvaje, mucho mejor.


Poseemos en España una de las mejores razas de perros de muestra, el perdiguero de Burgos, que vale tanto para pelo como para pluma. En la imagen, Euro del Nastasi.

A la vez que nuestro joven perdiguero aprende a buscar se iniciará, también, en realizar la parada. Inicialmente puede que en esta fase de iniciación predomine el instinto de muestra; pero no hay que asustarse, no pasa nada.

Hoy en día si los perdigueros realizan muestra sólo es cuestión de tiempo y, en el peor de los casos, debemos entender que se trata de un aprendiz impetuoso que necesita una buena lección. Para ello, buscaremos un campo grande con visibilidad y codornices que vuelen: con dos o tres carreras detrás de ellas es suficiente para que en la próxima codorniz que encuentre se quede de muestra y demos por aprendida la lección.

Iniciación al tiro

En este momento es mejor no tener prisa para el tiro, sino hacer las cosas bien desde el principio. Así evitaremos sustos o resabios que son costosos de quitar.


Muy dependiente de su dueño, el perdiguero es un perro muy obediente y fácil de manejar. En la imagen, King del Nastasi.

Ahora que ya tenemos el perdiguero puesto en la búsqueda y en la muestra, toca la iniciación al tiro. Como he comentado antes, habrá que buscar una zona abierta, sin demasiada vegetación, y sembraremos la caza; daremos un tiempo y sacaremos al perro. Éste empezará la búsqueda y, una vez localizada la pieza, se quedará de muestra; esperaremos a que la pieza salga volando y, con toda seguridad, nuestro perro irá detrás, pues en ese momento no tiene otra cosa en la cabeza que seguir el vuelo de la codorniz para no perderla de vista. Dejaremos que se alejen, cuanto más mejor, y cuando la distancia ya sea considerable entre el perdiguero y nosotros, y siempre antes de que la codorniz toque suelo, realizaremos un único disparo al aire sin dejar de observar la reacción del perro. Al oír la detonación observaremos cómo, en la mayoría de los casos, el perdiguero va tan ciego detrás de la pieza que el disparo no le intimida en absoluto y lo asume como algo normal, algo asociado a lo que le gusta, la caza. Habrá que realizar un par de ejercicios otros dos días más y se tendrá el perdiguero puesto a tiro. Durante este ejercicio de entrenamiento siempre es mejor más caza y menos tiros. De este modo se ahorrará mucho tiempo y algún que otro disgustillo.

Polivalente cazador


Una de las mejores características de esta raza es su versatilidad. En la fotografía, Tula II de Pedrálvez.

Si usted es un cazador que tiene la gran suerte de disfrutar de un coto donde la perdiz roja es salvaje; si además tiene conejos y alguna que otra liebre; si en la caza prefiere la compañía de un solo perro, o dos a lo sumo, de una misma raza; si piensa que los días de perdices son para disfrutarlos con su perro y nadie más; si no le gusta dejar piezas heridas sin cobrar; si quiere disfrutar del silencio de su propia voz; si desea despreocuparse de la situación del perro porque él se encarga de controlar la suya; y si quiere un perro fácil de adiestrar y cómodo, no lo dude: su perro de muestra es un perdiguero de Burgos.

Si, por el contrario, es un cazador que tiene varios perros de muestra de diferentes razas y le gusta cazar con todos; caza con más gente, más perros, más razas, más voces, más silbatos y más tiros, entonces, no le recomiendo que se haga con un perdiguero de Burgos. Con todo esto no quiero decir que en estas condiciones no haya algún perdiguero que funcione, pero no es lo habitual en la raza. Por lo tanto, es importante que lo tengamos en cuenta para evitar fracasos que luego se achacan al perro y son sólo a causa de nuestra propia elección.

EL SILENCIO DEL PERDIGUERO DE BURGOS

Hace unos nueve meses, en la última prueba que celebró la Asociación Española del Perro Perdiguero de Burgos (AEPPB) en La Valdorba (Navarra), asistió a la prueba Javier Ruiz Miguel en calidad de supervisor para la dirección del Libro de Orígenes de la Raza. Finalizado el evento comentó que, bajo su punto de vista, creía que a esta raza le faltaba el que se la conociera un poco más. Y es cierto, no podemos estar más de acuerdo, pero con algún que otro matiz.

Desde la Asociación Española del Perro Perdiguero de Burgos siempre se ha intentado que todas las mejoras que se han conseguido en estos veintisiete años de selección y crianza estuvieran al alcance de todos los aficionados al perdiguero. Ésta ha sido nuestra meta: un compromiso de seriedad y responsabilidad con respecto al trabajo que se está realizando, sin dar falsas expectativas y siempre con la mirada puesta en el perro y en el cazador como única alternativa de futuro viable para una raza que casi estaba desaparecida del ámbito cinegético.

Inexorablemente, el tiempo da o quita la razón y en nuestro caso nos la ha dado en cada una de las iniciativas que hemos llevado a cabo en todos estos años de funcionamiento y hoy somos más de 400 socios, con nuestro propio Libro de Origen oficial (LOPB) desde junio del 2005 y Registro Fundacional oficial (RFPB) para perdigueros con menos de cuatro generaciones conocidas, que después de haber pasado todas las pruebas exigidas son recomendados para la crianza. En definitiva, todo este trabajo ha servido para que hoy en día cada nuevo perdiguero sea un nuevo aficionado, un nuevo socio y que esta raza esté en el lugar que le corresponde. Ahora, señores, sí toca.

Como ya he dicho, el perdiguero de Burgos es un perro para todo: pelo y pluma, llano y monte, un polivalente, como casi todos los continentales, pero a mi entender con una gran ventaja con respecto a las otras razas continentales que tenemos aquí: el perdiguero nunca servirá para otra cosa que no sea para la caza real. Dudo que alguna vez vean a un perdiguero cazando o participando en alguna prueba con un collar eléctrico en el cuello y corriendo como un desesperado a doscientos metros de su dueño o conductor en busca de una pieza que en el momento que la muestre, y sea salvaje, no les va a servir para ninguno de los dos, porque todos sabemos que en condiciones normales volará antes de que el cazador se encuentre a la distancia de tiro adecuada. El perdiguero es una raza muy antigua y tiene un sistema de caza muy fijado que admite pocas manipulaciones, por fortuna.

A perdices

En la caza de la perdiz el comportamiento es el de un compañero: la mejor mano que puedas hacer tú y tu perdiguero. Su forma de cazar es la de un perro activo. Se mueve y busca mucho más de lo que algunos piensan; tanto, que cada vez son más los jóvenes que se hacen con un perdiguero y es lógico: con la condición física de un joven y un perro que no te espante la caza, las posibilidades de cazar se multiplican: a más piezas más tiros; a más tiros, más posibilidades de hacer caer alguna perdiz herida y más cobros difíciles que aprovecharemos para hacer un respiro en el lance y observar una de las mejores faenas que nos puede hacer un perdiguero de Burgos: el pisteo y el cobro de una perdiz de ala, la prueba de fuego de un perro de muestra polivalente.

La caza de pelo

Lo mejor de la caza de la codorniz son las muestras y el aguante físico del perdiguero al calor

Para el conejo el sistema de caza que emplea es muy diferente al de la perdiz. En ésta vemos a un perdiguero más rápido de movimientos, con la nariz a media altura, buscando siempre al trote y poniendo terreno por medio continuamente, que no se para o entretiene a menos que dé con alguna emanación. En el caso de la caza del conejo nos encontramos con un perdiguero que acerca la nariz al suelo, media altura baja, con una búsqueda metódica, entretenida, mateando… Le veremos más muestras que con las perdices y también cobros más fáciles. Si alguna vez sale a la carrera detrás del conejo por errar el tiro no suele ladrarlo, cosa que sí hace la mayoría de las veces a la liebre.

Codornices


El perdiguero es un perro ideal para la caza en terrenos ásperos y secos de la Península.

Por último, la caza de la codorniz como tal es complicada, porque si el medio donde cazamos es en las alfalfas y nuestro perro no las ha pisado nunca, es muy fácil que ese día no se nos olvide fácilmente en mucho tiempo; por el contrario, si las cazamos es rastrojos no habrá problemas de adaptabilidad, siempre y cuando nuestros perros tengan los pies duros —en el caso del perdiguero, por naturaleza, es un perro que no aspea fácilmente—.

El perdiguero, en general, es un buen perro para cazar codornices; su forma de cazar estaría entre la que utiliza para la perdiz y la que emplea para el conejo: cabeza a media altura, paso de caza intermedio y distanciado del cazador unos treinta o cuarenta metros. Lo mejor de esta caza son las muestras y el aguante físico del perdiguero al calor, que le servirá de entrenamiento para la general.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

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