Un escape para quemar adrenalina

Un escape para quemar adrenalina
28/12/2008 La Voz Digital TITO BARRENA
Cuando se declara la veda que tiene un claro fin conservacionista y de protección de la fauna silvestre, los cazadores de la provincia que no pueden desarrollar su afición en el campo recurren a las instalaciones cerradas para seguir adiestrándose en el uso de las armas. Uno de esos campos está en El Marquesado, cuyo propietario es Francisco Pérez Aragón.
Los usuarios tienen a su disposición una extensión de 40 hectáreas rodeadas por un coto de caza. El campo se encontraba cerrado por la Guardia Civil cuando Francisco Pérez lo compró y tuvo prácticamente que empezar de cero para ofrecer los servicios que ahora tiene. Los cazadores pueden desarrollar en él diversas modalidades, entre ellas, el adiestramiento de perros, que consiste en que el aficionado compra una serie de codornices para «sembrarlas» en el suelo. De esta forma denominan el hecho de darles cuatro o cinco vueltas para marearlas y después depositarlas en el terreno escondidas entre la maleza. Cuando los 'cebos' están preparados, los perros principiantes, generalmente cachorros, se adiestran en la caza de las aves. Los ejemplares que más suelen utilizarse son de la raza pointer, betrón, perdiguero y labrador. Asimismo, en El Marquesado el aficionado a la cacería puede encontrar tres canchas de tiro, dos de foso universal y un Compak Sporting o recorrido de caza; una modalidad iniciada oficialmente en nuestro país en la década de los noventa. Se rige por el reglamento de la Federación Internacional de Tiro con Armas Deportivas de Caza (Fitasc), y es una derivación de los recorridos de caza que se puede practicar en campos de reducidas dimensiones con máquinas automatizadas. Esto permite la realización de pruebas con pocas dificultades para los organizadores, pero de gran aceptación por parte de los cazadores. El campo puertorrealeño cuenta con cinco puestos de tiro que están compuestos por cuadrados de 1 x1 metro, dispuestos en línea recta y de forma paralela a una línea teórica que une la máquina más próxima por el lado izquierdo a la más cercana por el derecho. Los puestos de tiro están colocados entre 8 y 15 metros detrás de dicha línea teórica. Con objeto de garantizar la seguridad, en cada puesto hay instalados unos marcos metálicos que impiden al tirador apuntar con la escopeta a su vecino de la izquierda o derecha. Para el lanzamiento de los platos existen nueve máquinas automáticas y sincronizadas, aunque en las competiciones solo se utilizan cinco. Esta modalidad de tiro imita la forma de la caza de distintas especie, como la del conejo, zorzales, patos o codornices, utilizándose distintos modelos de platos con diferentes colores y dureza para cada especialidad. Próxima novedad También hay dos fosos universales que tienen cinco máquinas lanzadoras a las que mensualmente se le cambian los esquemas de tiro para que el usuario no se acostumbre a la forma de volar y al ángulo de salida de los platos. En fechas próximas, su dueño quiere instalar en la cancha central otra modalidad distinta, la denominada skeet. Los aficionados que van a disparar a El Marquesado, que reúne todas las medidas de seguridad, pueden practicar la suelta de perdices y faisanes vivos. Para ello disponen de un elevador que puede subir hasta 18 metros de altura, donde se echan las aves. Un par de máquinas se encargan de soltar los pájaros que entran en cualquiera de los puestos. En breve dispondrá también de la tirada a la codorniz lanzada a tubo. Actualmente se sueltan alrededor de 300 perdices y 150 faisanes, haciéndose unas cinco sueltas cada vez. La crisis económica también ha afectado a este negocio que ha visto reducida su clientela en un 30%, ya que para las cinco sueltas el puesto suele costar entre 200 y 250 euros, dependiendo del número de pájaros que se utilicen. La época más floreciente es con la veda. En la actualidad 1.500 aficionados utilizan mensualmente el campo, que también celebra en sus instalaciones competiciones como campeonatos provinciales.